Viernes 8 de abril de 2011:
El domingo pasado se cumplieron dos años de la muerte de Felipito. Recordamos su partida de este mundo con dos misas, una en la Recoleta Franciscana y la otra en el colegio de los Sagrados Corazones de Manquehue.
La misa en la Recoleta Franciscana fue organizada por el padre Francisco Salgado, quien se ha mantenido todo este tiempo unido espiritualmente con Felipito. Al llegar a la iglesia vi que había puesto una fotografía de mi hijo sobre el altar, lo que me dio gran alegría.
Durante la prédica el padre se refirió a Felipito como un signo de la presencia de Dios en este mundo, una luz que brilló cuando más lo necesitaba la Iglesia Católica, como anticipando los tiempos venideros. Un niño que vivió su vida con profunda alegría, a pesar de la pesada cruz que debió cargar, entregándose hasta la muerte a la voluntad de Dios.
Mientras el padre hablaba, recordé cuando me dijo con absoluta seguridad: “La misión de Felipito recién se inicia con su muerte. El Señor ha comenzado una obra en él y la llevará a término”. Con el paso del tiempo muchas veces me he preguntado si esa misión ya ha concluido, pero de inmediato me viene el recuerdo de esas misteriosas palabras que Felipito dijo antes de caer al hospital: “Jesús me va a dar un cuerpo nuevo. Pero, no es de ángel, es un cuerpo humano que no se enferma”.
Nunca olvidaré la felicidad que irradiaba su rostro cuando dijo esas palabras, su cuerpo y su alma transmitían un profundo amor a Dios, que todo lo convertía en certeza. Ya han pasado dos años de la muerte de Felipito y aún resuenan en mi alma sus palabras, que me llevan a pensar que su misión la llevará a término con su Cuerpo Nuevo, ya no como un niño sino como un joven, llamado Felipe de Asís.
Sólo Dios sabe cuál será finalmente su misión, tal vez concluir junto con sus hermanos franciscanos lo que comenzó San Francisco, la conversión de los corazones del mundo entero, para preparar la Venida del Señor.
Cuando el padre durante la misa levantó el cuerpo de Cristo, la sangre de Jesús quedó junto a la fotografía de Felipito. Atrás estaba el altar mayor con las imágenes de la Virgen de la Cabeza, Santo Domingo de Guzmán y San Francisco de Asís. Entonces recordé una antigua historia.
A principios del siglo XIII la Iglesia Católica pasaba por una profunda crisis, en la que había proliferado el pecado, la división y la herejía. Una noche el papa Inocencio III tuvo un sueño en que veía inclinada la Basílica San Juan de Letrán, a punto de derrumbarse. De pronto aparece un pequeño hombre vestido de café que endereza la iglesia apoyándola sobre su hombro.
El papa al despertar reconoce que aquel pequeño hombre era Francisco de Asís, quien le había pedido sin buenos resultados el reconocimiento de su comunidad religiosa.
Años después, el papa tiene nuevamente el mismo sueño con esa iglesia madre del catolicismo, pero esta vez es un hombre vestido de blanco el que la sostiene con su hombro. Al despertar reconoce que se trata de Santo Domingo de Guzmán, amigo de San Francisco, quien había conformado una orden de predicadores.
Esos sueños hacen tomar conciencia al papa que esos santos hombres han sido enviados por Dios para levantar la Iglesia Católica, por lo que apoya decididamente a las nacientes congregaciones religiosas que se denominan Franciscanos y Domínicos.
Cuando escribía el libro Felipe de Asís, me pareció que esa antigua historia se relacionaba con aquel misterioso dibujo que hizo Felipito tiempo antes de su muerte, en que aparece una iglesia, dos árboles y un franciscano subiendo al cielo. No obstante, decidí no hablar de ello y sólo entregué el significado que me parecía tenían los dibujos, diciendo que la iglesia representa a la Iglesia Católica y los dos árboles a los Dos Olivos del Apocalipsis, las dos antorchas que iluminarán el mundo en época de oscuridad.
Lo que no dije en el libro, por no estar seguro de su significado, es el hecho que bajo el dibujo hecho por Felipito hay una iglesia inclinada como la que levantó San Francisco y Santo Domingo.
Recuerdo nítidamente el día que entré a la cocina de nuestra casa y estaba Felipe haciendo ese dibujo junto a su hermano Tomás, quienes habían llegado temprano del colegio porque era la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.
Felipe estaba con un lápiz en la mano y un dibujo sobre la mesa. Me acerqué para ver de qué trataba y me asusté, pues había dibujado una iglesia completamente inclinada. Mi reacción fue pensar que la forma del dibujo se debía a un problema neurológico, por lo que le dije preocupado: “¡Felipe!, ¿por qué dibujaste la iglesia inclinada?”
El me dice con una enorme ternura: “¡Papá!, ayúdame a enderezarla”. Tomé una goma y borré la iglesia, luego tracé dos líneas verticales tenuemente y Felipito marcó el lápiz sobre esa guía. Siguió pintando junto a Tomás. No volví a ver ese dibujo hasta después de su muerte, al encontrarlo entre sus cosas. En el dibujo aún se nota claramente la antigua iglesia, si se mira con detención.
Muchas veces me he preguntado si en esa iglesia inclinada que dibujó Felipe no habrá un signo de Dios que anticipa la profunda crisis que vivirá la Iglesia Católica al final de los tiempos. Pero si es así, el dibujo también muestra que resurgirá con gran esplendor, no por obra humana sino por la gracia de Dios, levantándose con los santos.
Sabemos que la Iglesia Católica será purificada al final de los tiempos, para que en santidad cumpla el rol señalado en el libro del apocalipsis, ser los doce pilares sobre los que se fundará la Nueva Jerusalén, aquella ciudad que tiene doce puertas con los nombres de las tribus de Israel.
Les adjunto la última fotografía que se tomó Felipito vestido con su ropa de colegio, el día en que utilizó su última energía para recibir el premio de religión. En esa fotografía su rostro tiene una mirada especial, una mezcla de alegría y tristeza, como si anticipara su muerte.
Viernes 29 de julio de 2011:
Hace tiempo que quería escribir en este grupo de facebook para profundizar algunos temas que abordé en el libro Felipe de Asís, pero no encontraba el momento adecuado. De hecho pasó el cumpleaños 14 de Felipito y tampoco escribí, aún cuando quería agradecer todas esas flores que personas anónimas dejaron en su sepultura.
Hoy me levanté con el sentimiento que debía escribir algo en facebook y al ver hace cuánto tiempo no escribía me percaté que eran 112 días. Por ello, decidí profundizar lo que escribí en el libro sobre el último Papa de la Santa Iglesia Católica, conocido como Pedro Romano, conforme a la profecía de San Malaquías.
La Iglesia Católica al parecer comenzó con Pedro y concluirá con Pedro. “Pedro I” recibió la Iglesia de manos del Mesías y “Pedro II” se la entregará en sus manos arrodillado en martirio.
Utilizo la palabra “pareciera” porque no tengo la certeza de lo escrito, aunque siempre he sentido que en el libro Felipe de Asís hay más verdad de la que imaginé al redactar sus páginas. Sólo Dios sabe lo que viene por delante, pero debemos estar atentos a las señales del fin de los tiempos, para nuestra conversión y la del mundo entero.
En el libro señalé que Benedicto XVI no era el último Santo Padre sino el que vendría después, el Papa número 112 de la lista de San Malaquías, conocido como Pedro Romano. Eso significaría que Benedicto XVI sería el Papa número 111 de dicha profecía, cuyo lema es “La Gloria de los Olivos”. El significado de ese lema me parecía que anunciaba la llegada dentro de su pontificado de los Dos Olivos del Apocalipsis, los dos testigos de Jesucristo, que iluminarán el mundo en época de oscuridad.
San Malaquías señala que Pedro Romano gobernará la Iglesia Católica en un período de persecución extrema y final. Ya en el año 1846, la Santísima Virgen María anunciaba ese período de persecución mediante el Secreto de La Salette, en la primera gran aparición mariana relativa al fin de los tiempos.
Cuando escribí el libro Felipe de Asís señalé una fecha que luego eliminé del texto definitivo, pues podía generar polémica. Esa fecha se refería a los 27 meses del cumpleaños 12 de Felipito, es decir, al martes 27 de septiembre de 2011. Pensaba que en ese momento la persecución de la Iglesia Católica ya sería un hecho indudable, marcando el inicio de un período de grandes contrastes, donde los santos y los mártires florecerían como fue en los primeros tiempos.
Después de escribir el libro Felipe de Asís leí muchas profecías dadas por la Santísima Virgen en los últimos años, tratando tal vez de validar lo que había sentido. Entonces, conocí los mensajes que Nuestra Madre entregó en Chile, llamándome la atención especialmente aquel que dice que el Papa deberá huir de Roma, exclamando luego: “¡Portugal, acoge a tu Pastor! ¡Chile, acoge a tu Pastor!”.
Ese mensaje se suma al dado por la Santísima Virgen que dice: “Vengo a Chile a preparar la Segunda Venida de mi Hijo”.
Si esos mensajes son reales como creo, Chile cumplirá un importante rol al fin de los tiempos. Si es así, debemos esperar con fe la llegada de nuestra purificación, donde cargaremos nuestra cruz, tal como lo hizo Nuestro Señor.
Estamos como en el Huerto de Geztemaní, por ello no debemos dejar de orar, especialmente el Santo Rosario. Como sea, ¡que se haga la voluntad de Dios no la nuestra!
27 de septiembre de 2011:
Desde hace más de dos años que la fecha de hoy ronda mi mente, pues la indiqué en la versión original del libro Felipe de Asís, decidiendo eliminarla de la versión definitiva. Esa decisión la tomé porque no estaba seguro del significado que le había dado en esa oportunidad, el cual se relacionaba con la profecía de las Setenta Semanas del libro de Daniel del Antiguo Testamento.
Aunque aún no sé cuál es el significado de la fecha 27 de septiembre de 2011, me ha llamado la atención que confluyen varios hechos: se cumplen 27 meses del cumpleaños doce de Felipito, se celebra el Día Nacional del Donante y muchas personas están preocupadas por la alineación que ocurrirá entre el cometa Elenin, la Tierra y el Sol.
Mantengo mi sentimiento de que a partir de hoy se acelerarán los signos de los tiempos, los cuales son un llamado a la conversión del corazón. Me refuerza ese sentimiento el hecho que en las últimas semanas misteriosamente he comenzado a comprender aspectos del libro Felipe de Asís que permanecían aún ocultos a mi entendimiento.
Recientemente comprendí esas palabras nostálgicas que me dijo Felipito una noche después de leer la Biblia: “papá, el mundo no se convertirá hasta que vengan las señales en el cielo”. Recuerdo la certeza en su voz y el sufrimiento en su corazón por el futuro de la humanidad, a pesar de su confianza en que Dios no nos abandonaría nunca. Para él no había ser humano malo, si todos eran buenos a su mirada, ¿cómo no lo iban a ser a la vista de Jesús?
Le pregunté esa noche por qué decía que no habría conversión hasta la llegada de las señales en el cielo y me respondió que lo había leído en la Biblia. Luego me dijo que mucha gente tendría miedo en esos días, pero que no había que temer, porque eran signos del amor de Dios. Finalizó diciendo con gran alegría: “¡Entonces, el Evangelio será proclamado en todo el mundo!”
Cuando Felipito me hablaba de las Sagradas Escrituras sus palabras quedaban grabadas a fuego en mi corazón, pues la pureza de su corazón me quemaba. Eran momentos muy especiales para mí, pues su rostro me hablaba del inmenso amor de Dios Padre.
Hace algunas semanas, cuando ocurrió el lamentable accidente aéreo en la isla de Juan Fernández, recordé que el periodista y animador Felipe Camiroaga durante un programa de televisión del año 2009 mi hizo varias preguntas sobre el significado del dibujo que hizo Felipito años antes de su muerte, donde muestra a un franciscano subiendo al cielo. Me hizo ver su interés por el significado de ese dibujo, especialmente por sus signos en el cielo.
Al volver a recordar aquel dibujo, sentí que la gran cruz en el cielo, ubicada sobre la iglesia y bajo la nube, podía ser una de las señales que ayudarán a la conversión del mundo. Quedé sorprendido de los misterios que aún encierra la vida de Felipito y su misión profética. Al buscar en el libro encontré lo que había escrito sobre aquella cruz del dibujo: “La cruz en el aire muestra que Jesucristo es el Mesías, Rey de Israel y de toda la Creación, quien traerá la paz eterna a la humanidad”.
Todo me hace pensar que el amor de Dios nos regalará la posibilidad de la conversión del mundo mediante un signo tan importante como la Cruz Cristo en el cielo. Esto es coherente con lo revelado por Jesús a la santa polaca Faustina, quien falleció en el año 1938 y fue canonizada por el Papa Juan Pablo II en el año 2000.
Santa Faustina recibió muchos mensajes proféticos de parte de Jesús referidos al fin de los tiempos, destacándose el siguiente: “Quiero a Polonia de una manera especial. Si es fiel y dócil a mi voluntad, la elevaré en poder y santidad, y de ella saltará la chispa que preparará al mundo a mi última venida”. La interpretación popular de esa profecía hace referencia a que el papa Juan Pablo II fue el último papa antes del fin de los tiempos.
También, recibió la siguiente revelación profética del Señor:
“Antes de venir como juez, abro de par en par las puertas de mi Misericordia. Solamente quienes no quieran acudir a mi Misericordia tendrán que recibir todo el peso de mi justicia. Precediendo el día de la justicia, habrá una Señal en el Cielo dada a todos los hombres. Toda luz será apagada en el firmamento y en la Tierra. Entonces aparecerá venida del Cielo la señal de la Cruz, de cada una de mis llagas de las manos y de los pies saldrán luces que iluminarán la Tierra por un momento”.
Creo realmente que estamos entrando a un período en que se acelerarán los signos del fin de los tiempos y debemos prepararnos para entrar a la Nueva Tierra, aquella de hermosura indescriptible a los ojos humanos. Son tiempos para tomar nuestra cruz y seguir al Señor. Son tiempos de oración y vida sacramental. Son tiempo para que brille en nuestros pueblos el amor a Dios y al prójimo.
Hola Gonzalo. Primero te cuento que ayer termine de leer el libro de Felipe de ASís y la verdad que me cambió la vida. Hace más de veinte años que no tenía ninguna relación con Dios completamente alejado de él , de la Virgen. Fue tu libro Y obviamente Felipe desde el cielo y en la presencia del Señor que me hizo volver a mirarlo Y rezar, tal como lo dice tu libro respecto al mensaje de Felipe de ASís. Sólo pido una respuesta De tu partes y espero llegar a ver a Felipe el niño santo. Un abrazo fraterno. Mi número es 57197514
ResponderEliminarMi mi corazón Me dijo Que tenia Que estar presente de nuevo. Fui con mis padres fueron momentos de mucha reflexión, paz y alegría que mi pequeño franciscano lo recibía con mucha humildad. Es difícil llegar detrás de la Iglesia del parque, pero allí está sin flores y para mi eso significa recuerdo del ser que abandona esta tierra y se encuentra acompañado de la Santísima Trinidad. En la medida que pueda lo iré a ver y si vez pequeñas parecida a los girasoles fui yo, mi gira amigo y protector y que intercede por nosotros ante Fray Andrecito. Gonzalo un abrazo a tu familia y recuerda que él está con nosotros, pidiendo que cada día amemos a Jesús Y a la Virgen. Un abrazo Y espero tu llamada para relatar mi experiencia. Saludos
EliminarOsvaldo Pizarro Ojeda
Hola Gonzalo. Primero te cuento que ayer termine de leer el libro de Felipe de ASís y la verdad que me cambió la vida. Hace más de veinte años que no tenía ninguna relación con Dios completamente alejado de él , de la Virgen. Fue tu libro Y obviamente Felipe desde el cielo y en la presencia del Señor que me hizo volver a mirarlo Y rezar, tal como lo dice tu libro respecto al mensaje de Felipe de ASís. Sólo pido una respuesta De tu partes y espero llegar a ver a Felipe el niño santo. Un abrazo fraterno. Mi número es 57197514
ResponderEliminarRealmente un libro bellísimo. Una gran historia de vida. Quisiera que me recomendará la edad apropiada para leer el libro. Según la ficha técnica indica que es recomendado para adultos. Lo cual comparto ya que tiene una carga emocional muy fuerte. Y mucho que reflexionar de temas trascendentales. Aun así. Cree apropiado indicarlo como lectura en 6 básico para su evaluación.
ResponderEliminarRealmente un libro bellísimo. Una gran historia de vida. Quisiera que me recomendará la edad apropiada para leer el libro. Según la ficha técnica indica que es recomendado para adultos. Lo cual comparto ya que tiene una carga emocional muy fuerte. Y mucho que reflexionar de temas trascendentales. Aun así. Cree apropiado indicarlo como lectura en 6 básico para su evaluación.
ResponderEliminarEli: El Libro Felipe de Asís es realmente un misterio, pues toca el alma de cada persona que lo lee de forma diferente. Pareciera que el Señor ilumina a través de Felipito a cada persona según lo que necesita en ese momento. En el caso de un niño de sexto básico probablemente no colocará atención esos aspectos más complejos sino que la pureza de su corazón de niño se unirá al corazón de Felipito, para que Dios actúe en su alma. He recibido muchos testimonios de niños de esa edad que han leído el libro y se han unido espiritualmente a Felipito, alegrándoles su vida como quien encuentra un nuevo amigo.
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