27 de Septiembre 2011:
Desde hace más de dos años que la fecha de hoy ronda mi mente, pues la indiqué en la versión original del libro Felipe de Asís, decidiendo eliminarla de la versión definitiva. Esa decisión la tomé porque no estaba seguro del significado que le había dado en esa oportunidad, el cual se relacionaba con la profecía de las Setenta Semanas del libro de Daniel del Antiguo Testamento.
Aunque aún no sé cuál es el significado de la fecha 27 de septiembre de 2011, me ha llamado la atención que confluyen varios hechos: se cumplen 27 meses del cumpleaños doce de Felipito, se celebra el Día Nacional del Donante y muchas personas están preocupadas por la alineación que ocurrirá entre el cometa Elenin, la Tierra y el Sol.
Mantengo mi sentimiento de que a partir de hoy se acelerarán los signos de los tiempos, los cuales son un llamado a la conversión del corazón. Me refuerza ese sentimiento el hecho que en las últimas semanas misteriosamente he comenzado a comprender aspectos del libro Felipe de Asís que permanecían aún ocultos a mi entendimiento.
Recientemente comprendí esas palabras nostálgicas que me dijo Felipito una noche después de leer la Biblia: “papá, el mundo no se convertirá hasta que vengan las señales en el cielo”. Recuerdo la certeza en su voz y el sufrimiento en su corazón por el futuro de la humanidad, a pesar de su confianza en que Dios no nos abandonaría nunca. Para él no había ser humano malo, si todos eran buenos a su mirada, ¿cómo no lo serían a la vista de Jesús?
Le pregunté esa noche por qué decía que no habría conversión hasta la llegada de las señales en el cielo y me respondió que lo había leído en la Biblia. Luego me dijo que mucha gente tendría miedo en esos días, pero que no había que temer, porque eran signos del amor de Dios. Finalizó diciendo con gran alegría: “¡Entonces, el Evangelio será proclamado en todo el mundo!”
Cuando Felipito me hablaba de las Sagradas Escrituras sus palabras quedaban grabadas a fuego en mi corazón, pues la pureza de su corazón me quemaba. Eran momentos muy especiales para mí, pues su rostro me hablaba del inmenso amor de Dios Padre.
Hace algunas semanas, cuando ocurrió el lamentable accidente aéreo en la isla de Juan Fernández, recordé que el periodista y animador Felipe Camiroaga durante un programa de televisión del año 2009 mi hizo varias preguntas sobre el significado del dibujo que hizo Felipito años antes de su muerte, donde muestra a un franciscano subiendo al cielo. Me hizo ver su interés por el significado de ese dibujo, especialmente por sus signos en el cielo.
Al volver a recordar aquel dibujo, sentí que la gran cruz en el cielo, ubicada sobre la iglesia y bajo la nube, podía ser una de las señales que ayudarán a la conversión del mundo. Quedé sorprendido de los misterios que aún encierra la vida de Felipito y su misión profética. Al buscar en el libro encontré lo que yo había escrito sobre aquella cruz del dibujo: “La cruz en el aire muestra que Jesucristo es el Mesías, Rey de Israel y de toda la Creación, quien traerá la paz eterna a la humanidad”.
Todo me hace pensar que el amor de Dios nos regalará la posibilidad de la conversión del mundo mediante un signo tan importante como la Cruz de Cristo en el cielo. Esto es coherente con lo revelado por Jesús a la santa polaca Faustina, quien falleció en el año 1938 y fue canonizada por Papa Juan Pablo II en el año 2000.
Santa Faustina recibió muchos mensajes proféticos de parte de Jesús referidos al fin de los tiempos, destacándose el siguiente:
“Quiero a Polonia de una manera especial. Si es fiel y dócil a mi voluntad, la elevaré en poder y santidad, y de ella saltará la chispa que preparará al mundo a mi última venida”.
La interpretación popular de esa profecía hace referencia a que el papa Juan Pablo II fue el último papa antes del fin de los tiempos.
También, Santa Faustina recibió la siguiente revelación profética del Señor:
“Antes de venir como juez, abro de par en par las puertas de mi Misericordia. Solamente quienes no quieran acudir a mi Misericordia tendrán que recibir todo el peso de mi justicia. Precediendo el día de la justicia, hará una Señal en el Cielo a todos los hombres. Toda luz será apagada en el firmamento y en la Tierra. Entonces aparecerá venida del Cielo la señal de la Cruz, de cada una de mis llagas de las manos y de los pies saldrán luces que iluminarán la Tierra por un momento”.
Con todo, creo realmente que estamos entrando a un período en que se acelerarán los signos del fin de los tiempos y debemos prepararnos para entrar a la Nueva Tierra, aquella de hermosura indescriptible a los ojos humanos. Son tiempos para tomar nuestra cruz y seguir al Señor. Son tiempos de oración y vida sacramental. Son tiempos para que brille en nuestros pueblos el amor a Dios y al prójimo.
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